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miércoles, 4 de octubre de 2017

HASTA LA VISTA, TOM PETTY.


Ya sabéis que en este blog odiamos las necrológicas muchísimo, porque una necrológica suele tener un esquema formal y si te fijas en muchas de ellas, llega un momento que sólo hay que cambiar el nombre de la persona y algunos datos, para acabar convirtiéndose en una fotocopia unas de otras y decir lo mismo de siempre lleva a que algunas palabras pierdan toda la carga de su significado. Y alguien como TOM PETTY no se merece eso.
En la blogsfera también podéis encontrar entradas muy trabajadas, en las que no falta un solo detalle. Como ejemplo; la de mi amigo Alberto de Común Sin Sentido a la que poco o nada podríamos aportar nosotros musicalmente hablando. Así que hemos decidido rendir tributo a TOM PETTY ahondando en nuestra parte emocional. Por un momento abandonaremos el plural estilístico del blog -ejercicio que estoy haciendo demasiado últimamente- y os contaré lo que ha supuesto en mi vida este gran músico que nos ha dejado prematuramente.



Tengo que confesar que descubrí a TOM PETTY bastante tarde si tenemos en cuenta que comenzó a publicar como Tom Petty & The Heartbreakers en 1976. Entonces yo tenía seis añitos y a pesar de que era un niño bastante precoz que ya prefería a Pink Floyd antes que otros subproductos patrios destinados para niños de esa edad, en casa tampoco había entrado ningún disco de Tom Petty, que ya sabéis como funcionaban las cosas en aquella época. Mis hermanas tenían una colección de vinilos, pero siempre había dos o tres vinilos perdidos que un día dejaron a alguien, que se lo dejó a otro alguien y nunca regresaron. Pero, a cambio, aparecían milagrosamente otros tres o cuatro vinilos ajenos que empezaban a formar parte de la colección de discos de mis hermanas y saldaban así sus cuentas de que nadie devolviese los discos que prestaba. Esa era una de las maneras en las que Tom Petty se podría haber colado en casa como se colaron otros muchos y nunca salieron de ella. Pero no, mis hermanas no estuvieron muy finas con los trueques y yo descubrí a Tom Petty muchos años después.



Tardé más de una década en descubrirlo y de rebote, porque no sé si recordaréis aquellos discos mágicos de un supergrupo llamado Traveling Wilburys con George Harrison, Bob Dylan, Roy Orbison, Tom Petty y... Jeff Lynne. Si seguís este blog y habéis visto alguna vez la sección de canciones sabréis que soy muy fan de E.L.O. y para mi Jeff Lynne siempre ha sido el puto amo. Consiguió un sonido propio y característico que imprimía en todas sus producciones, incluidas las que hacía para otros artistas. Y para mi, ese sonido siempre ha sido lo más parecido a la felicidad.
A finales de los 80, Lynne produjo algunos trabajos para Tom Petty; con esos trabajos y su incursión en The Traveling Wilburys, Petty me ganó para siempre. Sus canciones me daban muy buen rollo. De hecho, si estoy de bajón no sé qué tiene Learning To Fly que enseguida hace que me recupere. Y luego estaban los malditos ochenta y todas esas canciones vergonzosas que escuchaba la gente tipo Modern Talking que hoy día son indispensables para que suenen en una fiesta retro, y yo soy el primero que las pincha. Porque todo el Reggaetón y la basura que ha venido detrás, las ha hecho buenas. Pero entonces, me parecían una auténtica mierda y prefería refugiarme en Talking Heads, Suzanne Vega o estos discos de Tom Petty con Jeff Lynne



En aquellos tiempos era un simple estudiante que disponía de dos mil pesetas a la semana. Mil para salir un sábado y otras mil para salir un domingo. Y a pesar de que los adolescentes se vuelven intratables, considero que no he dado demasiada guerra. No era de pedir más dinero del que mis padres me quisieran dar. Pero ahora que lo pienso... Las dos mil pesetas estiraban muchísimo, porque prefería guardarlas y comprar discos antes que salir. Podía ir al cine un domingo por la tarde, pero poco más. Y en circunstancias como esta, cuando se tiene un capital tan limitado, alguien con una carrera detrás como la de Tom Petty te lo ponía francamente difícil si te querías poner al día con su discografía anterior. Así que esperé y esperé como agua de Mayo un recopilatorio que tardó muchísimo en llegar. Tanto, que cuando se editó en 1993 yo ya estaba en la Universidad y me había dejado seducir por la estética y los sonidos grunge. Pero lo disfruté como un auténtico enano y todavía hoy lo tengo a mano y lo escucho de vez en cuando. Y ese videoclip de Mary Jane's Last Dance con una bellísima Kim Basinger, lo tengo grabado en la retina.





Pero si hay una canción de Tom Petty que me ha acompañado media vida esa es You Don't Know How It Feels de Wildflower (1994) y es curioso porque cuando se editó solamente tenía 24 años y me parecía simplemente una canción buena. Entonces no me identificaba demasiado con la letra porque no me consideraba una persona demasiado complicada. Pero cuando cumplí los 30 y comenzó el rosario de crisis existenciales que he tenido a lo largo de mi vida -antes de los 30 no había tenido ninguna- digamos que esa canción se apoderó de mi porque su letra explicaba muy bien todo lo que me estaba ocurriendo y yo mismo era incapaz de expresar con palabras. En ese momento hubiera agradecido que en mi entorno hubiera una sola persona que supiese inglés, además de mi, porque se la hubiera pinchado y me hubiera ahorrado largas horas de conversaciones que no iban a ningún lado.





El año pasado Tom Petty volvió a publicar un segundo volumen como MUDCRUTCH -su banda inicial- un álbum que hizo que me reencontrara con él después de mucho tiempo y es un trabajo de quitarse el sombrero. Parece mentira que alguien que lleva casi cinco décadas en la música pueda sorprendernos con un disco como Mudcrutch 2 que muchas listas -incluida la nuestra- destacaron como lo mejor del 2016.
Precisamente por este trabajo que nos regalaba a un Tom Petty en plena forma y con muchísimo que contar todavía, hemos sacado como conclusión que la vida es impredecible y solamente sabes que te has despertado esta mañana. Lo de después, es una sorpresa. Hoy día que la esperanza de vida ha aumentado en varios años y que los cuarenta, cincuenta y sesenta de ahora no son los mismos cuarenta, cincuenta y sesenta de hace veinte años, fallecer con sesenta y seis es horrible para el que se va. Pero si además es un genio como Tom Petty que ha conseguido hacernos felices con sus canciones durante décadas, es igualmente horrible para los que nos quedamos. Afortunadamente nos deja un legado que se va a revalorizar ahora que no está. Porque fue uno de los mejores, aunque no se reconociera lo suficiente en vida.
Descanse en paz.








4 comentarios:

Alberto Secades dijo...

Un sentido homenaje. Lo cierto es que el repertorio de TP es excelente. Pero has contado tu relación con él. Y eso es bueno.

Y me has mencionado e incluido un enlace. Y eso es de agradecer.

Gracias.

MIDAS dijo...

@ Alberto Secades

Es que es lo único que se me ocurre en estos casos, aunque a la gente le importe una mierda mi vida. Creo que hay que contar cuando alguien te ha dejado huella. Porque cuando fallece alguien hay dos tipos de entradas. La necrológica, que es esa en la que te cuentan con un tono compungido (falsísimo) lo buenísimo que era (como músico y como persona) regodeándose en la pena que da que se haya muerto -reservándose algún detallito escabroso o amarillista para el final así, como de soslayo-, o la academicista que repasa toda la obra del músico en cuestión, mucho mejor que la Wikipedia. Me gustan más las segundas que las primeras, desde luego. Las primeras las odio con toda mi alma. Yo me apuntaría a la entrada "academicista" de todas, todas. Pero no tengo demasiado tiempo para hacerlas y siempre van a existir otras mucho mejores que lo que yo hubiera podido escribir, como por ejemplo la tuya que la he citado porque me parece muy completa y ordenada. Bastante mejor que la Wikipedia. Así que gracias a ti por escribirla.



María dijo...


A mí sí que me importa tu vida, gato. Eres una de las personas más interesantes que se han cruzado en mi camino.
Me ha encantado cómo nos has traído a Petty.
Y learning to fly, mi favorita.

Buen viaje, Tom, has conseguido volar muy alto.
Si en uno de tus vuelos ves un pájaro pequeño con forma de gorrión y cara de malaleche, dile que le echo de menos.

Gracias
Un beso, gato

MIDAS dijo...

@ María

No suelo escribir sobre todos los músicos que fallecen, pero sí de los que me ha dejado huella y no sé otra manera de hacerlo que contando en qué momento han formado parte de mi vida.

Me alegra que te haya gustado.

Otro beso para ti.

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