No sabemos muy bien por dónde empezar para hablar de MARTINA McBRIDE una cantante y compositora Country que inició su carrera justo a comienzos de los 90', uno de los mejores momentos del género, coincidiendo con la aparición de ese genio renovador que fue Garth Brooks.
Para los amantes del Country seguramente no necesitará ninguna presentación. Pero es curioso como en sus más de veinte años de carrera y trece discos publicados, Martina McBride nunca ha tenido un álbum que se haya vendido en España tanto como algunos del citado Brooks, o los de intérpretes Country multiplatino como Shania Twain (Come On Over, 1997) o Faith Hill (Breathe, 1999). Quizás sea porque McBride se ha mantenido como artista Country y no ha coqueteado con el pop tanto como estas dos intérpretes. Pero es una artista que con la promoción adecuada en nuestro país -A la Twain tuvieron que promocionarla muchísimo en España para lograr el éxito. Fue uno de los últimos países que se le resistió- podría haber alcanzado hitos similares a los de esas dos artistas. Porque RECKLESS, su último trabajo, es un excelente álbum Country que poco tiene que envidiarle a esos discos de Twain y Hill.
En esta ocasión McBride se centra en su faceta de intérprete porque no ha compuesto ninguno de los diez cortes, que vienen firmados por algunos de los mejores autores del género. El disco está producido por Nathan Chapman responsable precisamente de algunos trabajos de la Twain y de Lady Antebellum. Y también aparece en los créditos el nombre de Dan Huff que produce algunos de los cortes. De Huff hemos hablado extensamente en la entrada de Jennifer Nettles.
El resultado es uno de esos discos agradables de escuchar desde el primer corte al último, de esos que pulsas el repeat en tu aparato reproductor de música y te acompaña todo el tiempo que necesites para realizar todas esas labores que puedas realizar escuchando música. -Este que suscribe, puede hasta leer mientras escucha música- Un poco lo mismo que ocurría en el pasado con Come On Over o Breath. Que también eran ese tipo de discos. ¿Será el 2016 un año propicio para recuperar este tipo de álbumes o los gustos han cambiado demasiado en casi veinte años?
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