Menudo año nos están dando las veteranas. Este mismo fin de semana se publicó LIAR (LOVE ISN'T A RIGHT) de TANITA TIKARAM, el décimo álbum de su carrera y sin ninguna duda, uno de sus mejores trabajos. Este álbum se plantea inicialmente como una secuela tardía de Ancient Heart (1988). Según su autora no fue concebido como tal en un principio, pero lo ha acabado siendo. En algunas notas de prensa se puede leer que Ancient Heart (1988) contaba la historia de “una joven de 18 años, morena, gay, viviendo en el centro de Inglaterra, sintiéndose extraña en su propio hogar” y que "LIAR (LOVE ISN'T A RIGHT), treinta y siete años después, está contado desde la mirada de esa misma persona, ahora con décadas de experiencia de vida, enfrentando nuevas formas de alienación, inseguridad y polarización social". Hasta ahí casi todo bien pero nos gustaría matizar algunos aspectos. En primer lugar, Tikaram nunca se definió como "gay" abiertamente. Como muchas mujeres artistas de su generación, vivieron su vida como les apeteció vivirla, pero nunca se dejaron encasillar con ninguna etiqueta, ni quisieron ser abanderadas de ninguna causa. Tampoco era el momento adecuado para hacerlo porque en los años en que Tikaram se hizo famosa, salir del armario públicamente como figura conocida era mucho más raro, arriesgado y estigmatizante que hoy. Incluso en la industria musical, presumiblemente más abierta, muchas mujeres queer no se definían públicamente con etiquetas como “lesbiana” por miedo a perder contratos, que las acusaran de alienar a la audiencia o ser reducidas a esa etiqueta. Además, el lenguaje era mucho más limitado. La palabra "queer" que implica una opción algo más abierta y fluida, no tenía la circulación cultural que tiene ahora. Incluso el uso positivo y autodefinido de “lesbiana” era aún objeto de debate en los propios círculos feministas. Muchas artistas queer (o con experiencia en relaciones con mujeres) de esa generación expresan su identidad de forma más fluida, sin definiciones cerradas. No es una negación, sino un estilo de afirmación que prioriza la libertad sobre el etiquetado. Luego hay un pequeño detalle que se nos olvida cuando hablamos de TANITA TIKARAM y es que era una mujer racializada criada y educada en la Inglaterra de la era Thatcher. Una época en el que el racismo estructural y la homofobia institucional estaban más que presentes y en la cultura pop las artistas que no eran blancas, o se presentaban como exóticas y sexualizadas o directamente eran invisibilizadas. La mezcla de ascendencias de Tanita (malayo, hindú y fiyiana) no encajaba en ningún arquetipo aceptado. Ser mujer no blanca, con una identidad posiblemente queer, y sin interés en encajar en las reglas del juego visual y sonoro, hacía de ella una anomalía en la industria, casi una figura “accidental” de éxito. Por todo esto, no es extraño que no hablara de su sexualidad ni de su origen con demasiada insistencia en esa época. No era cobardía ni falta de conciencia, sino una estrategia de supervivencia en una industria que no ofrecía espacios seguros para mujeres como ella. Al mismo tiempo, si sabías leer entre líneas, su música transmitía todo eso. Hay una sensación permanente de desarraigo, de no pertenecer del todo, de hablar desde un lugar liminal. Cuando miramos ahora la figura de TANITA TIKARAM, se vuelve evidente que fue pionera en muchos sentidos, aunque sin proclamarse como tal: Mujer racializada en el pop británico pre-diversidad. Artista joven que evitó la hipersexualización. Posible figura queer en una era represiva. Voz personalísima que no se dejó moldear por el mercado. Y todo eso lo hizo sin hacer de ello una bandera, lo cual no resta valor, sino que subraya la dificultad del terreno que pisaba. ¿Por qué importa contar todo esto ahora? Porque cuando los medios de hoy la describen en Ancient Heart (1988) como “una joven de 18 años, morena, gay, viviendo en el centro de Inglaterra sintiendose extraña en su propio hogar”, como si fuera una narrativa armada desde el presente, pierden de vista el contexto histórico y social que hacía que vivir así —y mucho más contarlo— fuera un acto de resistencia silenciosa. Para terminar con el contexto histórico y social sobre mujeres queer en la música, tenemos que recordar que habría que esperar a la década de los noventa para que muchas artistas sí que dijeran "soy lesbiana" y se convirtiera casi en un acto político. Las primeras en hacerlo fueron K.D. Lang y Melissa Etheridge. Añadiríamos también a Indigo Girls aunque ellas fueron activistas LGBTIQ+ desde sus inicios y nunca tuvieron que hacer ninguna gran salida del armario, porque toda su comunidad sabían que eran lesbianas desde siempre. Por lo que el caso de Indigo Girls es diferente al de Lang y Etheridge que no eran tan de nicho y sí que lo hicieron público a lo grande y justo en el mejor momento de sus carreras, sin medir las posibles consecuencias. Afortunadamente, les salió bien y abrieron puertas a muchísimas otras mujeres.
Volviendo a TANITA TIKARAM, nosotros más que ver a LIAR (LOVE ISN'T A RIGHT) como una secuela tardía de Ancient Heart (1988) creemos que la Tanita del presente establece un diálogo con la del pasado. En LIAR (LOVE ISN'T A RIGHT), lo que asoma es un dominio extraordinario de la emoción como lenguaje musical y narrativo. No hay histrionismo, ni sentimentalismo. Hay contención, pulso interno, lucidez. Sus letras no explican lo que siente; lo sugieren, lo respiran, lo moldean en armonías y pausas. Canta desde la madurez, pero sin cinismo. Hay ternura, pero también ese desapego que sigue estando presente. Su voz suena más sabia que nunca, pero también más íntima, más cerca del oído. Aunque este álbum está producido por Andy Monaghan y ha hecho un gran trabajo con los arreglos orquestales. Tenemos que dejar muy claro que todos los cortes los compone TANITA TIKARAM, sin coautores y que rezuma una inteligencia emocional poco vista anteriormente en ninguna otra artista. En LIAR (LOVE ISN'T A RIGHT), Tanita logra un equilibrio extraño. Confirma una vez más que es capaz de darnos algo virtuosamente compositivo, pero sin ninguna ansiedad de demostrarlo. Las estructuras son complejas, pero suenan naturales. Las modulaciones emocionales suceden con una elegancia que solo puede dar el oficio. Orquestalmente podemos decir que se ha tocado techo con este trabajo. Los arreglos nunca son decorativos; son extensiones emocionales de la voz y del texto. Hay una paleta rica: cuerdas, metales, vientos, contrabajos. Pero usada con discreción. El espacio sonoro no abruma ni seduce, envuelve como un recuerdo lúcido. Y sobre todo dejar muy claro que este no es un disco de regresos ni de homenajes a sí misma. Es un álbum completamente presente. Por nuestra parte y para concluir, solo podemos decir que hay discos de los que es fácil hacer una descripción, y hay discos que solo se pueden escuchar. LIAR (LOVE ISN'T A RIGHT), el nuevo trabajo de TANITA TIKARAM, pertenece con claridad al segundo grupo. Más que una reinvención, es una depuración: la voz y la mirada de una artista que ya era madura desde joven, y que ahora nos ofrece canciones en las que cada nota y cada palabra están ahí porque no podrían ser de otra forma. Nuestra valoración para LIAR (LOVE ISN'T A RIGHT) es un claro 100 sobre 100. En cuanto a la crítica especializada, en el momento que estamos escribiendo esto, a pesar de tener reseñas positivas, ningún medio le ha otorgado ninguna valoración numérica aún. En cuanto eso ocurra actualizaremos esta reseña. No obstante os recuerdo que es un álbum que no lleva ni cinco días en la calle y no necesitaréis a la crítica especializada si confiais en nosotros y nuestro criterio, que hemos dejado todo lo que estábamos haciendo para hablar de esta maravilla.
MEJORES MOMENTOS: This Perfect Friend, Fears And Chills, Lover Don't Come Around
MEDIA CRÍTICA:-----
NUESTRA VALORACIÓN: 100/100
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