RACHAEL YAMAGATA llevaba sin grabar un álbum desde el excelente Tightrope Walker (2016) y han pasado nueve años hasta llegar a este álbum titulado STARLIT ALCHEMY que es su quinto álbum de estudio. Es cierto que en todo este tiempo ha sacado algún Ep y ha colaborado en la banda sonora de dos series surcoreanas de éxito -Sus canciones para estas series alcanzan más de doce millones de reproducciones- pero se la echaba mucho de menos. ¿Y qué nos trae? Pues probablemente su disco más maduro. Aunque nos ha preocupado en una primera escucha porque es una madurez un tanto domesticada ya no existe la urgencia emocional que derrochaba en Happenstance (2004) parece que tiene una ligera obesesión por canciones calmadas no exentas de profundidad lírica y arreglos ambientales envolventes de texturas oníricas con el piano en primer término. Es cierto que esta vez nadie va a afirmar que es una colección de canciones dispersas sin ninguna cohesión como dijeron de Cheseapike (2011) porque el disco es como un viaje en el que transitas por un único paisaje sonoro, casi sin sobresaltos. Es para escucharlo sentado en una terraza contemplando el mar en calma. Pero justamente por eso, se echa de menos alguna tormenta. A pesar de que la narrativa sugiere una transformación interna, la alquimia del título, que es el hilo conductor que lo une todo, cambiar a través de la pérdida, del dolor y de la contemplación.
Y la realidad es que STARLIT ALCHEMY es un álbum contemplativo, hay pocas canciones que rompan su atmósfera. Quizás Somebody Like Me sea una de ellas pero tampoco lo consigue del todo. Llama la atención que en la producción, además de la propia RACHAEL YAMAGATA, el disco haya contado con cinco productores: John Alagia, Michael Chaves, Jeff Lipstein (colaboradores habituales), y Sandy Bell y Pete Hanlon. Podría esperarse más variedad de enfoque con tantos nombres en los créditos, pero no es el caso. La artista mantiene un control creativo absoluto, y ninguno de los productores desafía esa dirección. El resultado es un trabajo muy homogéneo, demasiado, quizá. A nosotros nos ha resultado un tanto monótono y es una pena, porque nos hubiese gustado escribir una reseña como la que escribimos el viernes sobre Dar Williams. Nos hubiera encantado darle otro 100/100. Pero no va a ser posible porque tiene álbumes en su discografía que se están revalorizando con los años y precisamente dejó el listón altísimo con Tightrope Walker (2016) que es una pequeña joya. Porque no es que no haya calidad en STARLIT ALCHEMY. Calidad hay, y a raudales. Pero este álbum se acerca peligrosamente a una vertiente más aburrida del pop vocal tradicional. Y cuando una artista ha demostrado ser capaz de crear la tormenta perfecta en una canción, cuesta conformarse con la calma. Al menos, no sin un punto de ruptura que matice el tono general. Por eso decíamos al principio que veíamos una madurez un tanto domesticada. Aún así, todo está muy cuidado en este trabajo. No es un álbum de singles, es para escucharlo entero de principio a fin y probablemente nos convenza más cuando asumamos todos esos cambios que nos propone. De momento nuestra nota es un 84 sobre 100. En cuanto a la crítica, se trata de un álbum que salió este fin de semana y no se ha recogido ninguna valoración en ninguno de los agregadores de críticas existentes. Si hay algún cambio, como hacemos siempre, actualizaremos la reseña.
MEJORES MOMENTOS: Backwards, Birds, Empty Houses, Blue Jay, Somebody Like Me, Hurt,
MEDIA CRÍTICA:----
NUESTRA VALORACIÓN: 84/100