Tras cuatro años de silencio desde Not Your Muse (2021), CELESTE regresa con WOMAN OF THE FACES un disco que respira clase y elegancia desde la primera nota. Su sonido —entre el Pop Soul refinado, el Vocal Jazz y los arreglos orquestales de sensibilidad casi cinematográfica— confirma que pocos artistas contemporáneos manejan la sofisticación con tanta naturalidad. CELESTE canta como quien domina un arte antiguo sin perder la sensibilidad moderna: cada frase, cada pausa, está pensada con un gusto exquisito.
El álbum se desplaza por un territorio delicado: ese espacio donde el Jazz Pop, el soul sentimental y las influencias del pop vocal tradicional podrían derivar, si no se tiene cuidado, en el temido cajón del adult contemporary. En ese sentido, CELESTE evita caer en ese estancamiento gracias a la profundidad de su interpretación vocal y a unos arreglos orquestales y una produccón por parte de Jeff Bhasker, Beach Noise y Tommy Danvers realmente sobresalientes. Sin embargo, es evidente que se mueve en un perímetro estético muy controlado. Todo suena impecable, quizás demasiado impecable.
Narrativamente, el álbum orbita tres grandes temas: desamor, amor propio y un empoderamiento íntimo, nunca triunfalista. CELESTE no dramatiza la herida; la observa con distancia y melancolía. El amor propio aparece sin estridencias, casi como una reconstrucción silenciosa. Y el empoderamiento surge de reconocer la vulnerabilidad, no de negarla. Es un retrato emocional maduro y honesto.
Pero bajo estas capas visibles emergen otras narrativas más sutiles que enriquecen el álbum. El propio título sugiere una reflexión sobre la identidad fragmentada: las múltiples “caras” que mostramos y las máscaras que adoptamos según la mirada ajena. Varias canciones parecen hablar desde personajes distintos, facetas que no terminan de convivir de manera integrada, como si el álbum fuese un mosaico de identidades más que una única voz lineal. Aquí CELESTE explora la tensión entre lo que ella siente y lo que proyecta, entre la intimidad y lo escénico.
También aparece un conflicto con la autoexigencia y el perfeccionismo: la necesidad de mantener la compostura incluso cuando algo se agrieta por dentro. Esto dialoga directamente con la producción tan refinada del disco, donde la estética funciona como una forma de autocontrol emocional. CELESTE se muestra frágil, pero de una forma calculada, sin dejar que la emoción pierda contorno. Es una fortaleza suave, una resistencia que no grita; un tipo de fuerza espiritual antes que combativa.
La nostalgia es otra capa recurrente: no solo hacia una relación perdida, sino hacia versiones pasadas de sí misma, hacia un tiempo emocional más simple, hacia la estabilidad previa a la fractura. Es una nostalgia contenida, templada, que contribuye a que el disco mantenga una temperatura emocional constante. Y ahí reside uno de sus límites.
Porque, si bien WOMAN OF THE FACES es técnicamente impecable, le falta un poco de riesgo. CELESTE domina su lenguaje musical con una precisión admirable, pero rara vez abandona la zona de confort. La excepción más llamativa es Could Be Machine, una canción que rompe el tono dominante y muestra un territorio diferente, más inquietante, más atrevido. Es una pista que demuestra lo que CELESTE podría hacer si decidiera tensionar los márgenes de su sonido con mayor frecuencia. El problema es que llega demasiado tarde en la secuencia, más como recordatorio de un potencial que como parte integral de la narrativa del álbum.
La crítica le otorga una media de 78 sobre 100. Medios como DIY y Far Out Magazine dan una puntuación máxima de 90/100; The Skinny, The Guardian, Clash, The Independent, Record Collector 80/100 y Mojo y The Arts Desk 60/100. WOMAN OF THE FACES es, en definitiva, un disco notable, refinado y emocionalmente coherente, que consolida la identidad de CELESTE y reafirma su sensibilidad única. Es uno de los trabajos más elegantes del año. Pero la falta de variación emocional y el deseo de proteger su propio estilo le impiden alcanzar la rotundidad de un clásico. Aun así, sus virtudes superan ampliamente sus límites. Nuestra valoración es de un 85 sobre 100 porque es un álbum exquisito y técnicamente sobresaliente que roza la grandeza. Es una pena que se quede a un paso de dar ese salto que lo habría convertido en algo verdaderamente inolvidable.
MEJORES MOMENTOS: On With The Show, Woman Of Faces, This Who I am, Time Will Tell, Could Be Machine...
MEDIA CRÍTICA: 78/100
NUESTRA VALORACIÓN: 85/100

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