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lunes, 3 de noviembre de 2025

FLORENCE + THE MACHINE Y LA CAZA DE BRUJAS.

 


Un álbum de FLORENCE + THE MACHINE siempre es un acontecimiento y EVERYBODY SCREAM es su sexto álbum de estudio y se puede decir que sonoramente continúa en la senda que inició con su álbum anterior Dance Fever (2022). Pero todo parece indicar que EVERYBODY SCREAM podría terminar siendo el álbum mejor valorado de su carrera, a tenor de las valoraciones recibidas por los medios hasta el momento. Según albumoftheyear.org obtendría una media de 83 sobre 100 superando a Dance Fever (2022), que era su álbum de mayor puntuación hasta el viernes, en dos puntos. Y es muy probable que si lo escucháis no encontréis demasiados avances en el sonido del álbum y entonces os pregutéis que es lo que le ha llevado a los medios puntuarlo con notas como los 100/100 que le ha otorgado NME, The Telegraph o Evening Standard, el 90/100 de Far Out Magazine o los 80/100 de The Guardian, The Independent, The Arts Desk o Louder Than War. Siendo Mojo el único medio disidente con un 60/100. Nosotros no podemos hablar por ellos ni por los criterios que les han llevado a dar estas valoraciones, pero si que podemos hablar por nosotros. El plato fuerte de EVERYBODY SCREAM son sus narrativas y es aquí donde Welch da un paso de gigante. Si la inspiración medieval ya estaba presente en Dance Fever (2022), con EVERYBODY SCREAM consigue construir un entramado feminista en el que disecciona los orígenes de la violencia machista. Pero que nadie se asuste. EVERYBODY SCREAM no es ningún panfleto. Es un álbum sólido con unos pilares sólidos sustentados en verdades como puños. El discurso de Florence Welch en una genealogía real de violencia estructural contra las mujeres, y a la vez es capaz de demostrar que EVERYBODY SCREAM no es un ejercicio estético sin más, sino un trabajo de investigación simbólica y política con muchísima profundidad lírica. En este álbum Florence Welch mira al pasado más oscuro de Europa para hablar del presente. Su imaginario de brujas y hogueras no nace del mito popular, sino de la documentación real de los procesos inquisitoriales: el Malleus Maleficarum, manual eclesiástico publicado en el siglo XV, sirvió durante siglos como base para la persecución sistemática de mujeres. Welch lo toma como punto de partida simbólico para hablar de las violencias contemporáneas: el cuerpo femenino sigue siendo juzgado, culpado, castigado. Solo han cambiado los tribunales. Una vez asentado el marco conceptual, el álbum se sostiene por sí mismo en dos frentes: la profundidad de su narrativa y una producción que, sin romper con el pasado, afina los matices de su sonido y refuerza su discurso.    



EVERYBODY SCREAM es, ante todo, un álbum profundamente narrativo. Florence Welch construye un relato donde el cuerpo, la culpa y la violencia dialogan con el mito y la historia. A través de una imaginería casi litúrgica —fuego, sangre, redención—, las canciones reescriben la figura de la bruja: ya no es símbolo de pecado ni de locura, sino de resistencia. En ese sentido, el disco actúa como una respuesta poética al Malleus Maleficarum: si aquel texto dictaba cómo debía ser castigada una mujer libre, Welch convierte ese castigo en grito, y el grito en liberación. Es un álbum que transforma el trauma en rito, lo íntimo en colectivo, y la herida en canto. En lo musical, el disco mantiene la impronta reconocible de FLORENCE + THE MACHINE: percusiones rituales, coros ascendentes y ese dramatismo coral que se ha convertido en su sello. Sin embargo, bajo esa superficie familiar, hay una producción más orgánica y contenida. El trabajo conjunto con Aaron Dessner y Mark Bowen (IDLES) aporta un color más crudo, con guitarras y percusiones que suenan más cercanas, menos revestidas de ese oropel barroco que conocíamos de sus primeros álbumes. La épica sigue ahí, pero ahora más terrenal, menos adornada. Se percibe una tensión más física, un latido que sustituye la exuberancia por respiración, espacio y vulnerabilidad. No hay una revolución sonora, pero sí una madurez evidente. Welch no busca reinventarse, sino depurar su lenguaje: reducir la teatralidad para dejar espacio a la palabra. Lo que gana en sobriedad, lo gana también en peso emocional. EVERYBODY SCREAM no sorprende por lo nuevo, sino por lo certero: es el punto en el que la artista consigue que su discurso feminista, su estética mística y su voz de profeta contemporánea confluyan con naturalidad. Por todo ello, aunque no consideremos que haya un salto radical respecto a Dance Fever (2022), sí hay una consolidación de estilo y un crecimiento conceptual innegable. Florence Welch entrega un álbum que dialoga con la historia y con su propio cuerpo, que transforma el dolor en símbolo y la opresión en rito compartido. Por esa coherencia, por esa valentía y por la solidez de su propuesta, nuestra valoración es de un 93 sobre 100: un trabajo sobresaliente, consciente y necesario, que reafirma que Florence no necesita reinventarse para seguir siendo trascendente.


MEJORES MOMENTOS: Music By Men, Everybody Scream, One Of The Greats, Sympathy Magic, You Can Have It All...

MEDIA CRÍTICA: 83/100

NUESTRA VALORACIÓN: 93/100

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