Uno de los discos que salió el pasado fin de semana que ha pasado bastante desapercibido en comparación con otros últimos lanzamientos, es el decimoprimer álbum de estudio de DAVID GRAY titulado GOLD IN A BRASS AGE. Gray reaparece tras cinco años de silencio y se presenta como un auténtico outsider del panorama musical británico, de los que son indies de verdad, grabando con su propio sello discográfico (IHT records). Y los que hemos seguido su trayectoria, echábamos muchísimo de menos su presencia. Porque Gray es uno de los compositores británicos más brillantes de la historia de la música contemporánea.
Para hablar de lo que vamos a encontrar en GOLD IN A BRASS AGE, habría que recordar que Gray se ha distinguido por hacer Folk o Folk Rock utilizando algunos efectos electrónicos casi desde sus inicios, quizás en Mutineers (2014) llegó al culmen y nos dio una lección de cómo usar la electrónica inteligentemente y que tus discos no suenen pasados de moda, ni chirríen, tres meses más tarde. Y con GOLD IN A BRASS AGE sigue fiel a su estilo y continua acentuando ese uso inteligente de la electrónica. Para esta ocasión, ha contado con el productor Ben DeVries como compañero de viaje, aunque ya lo decimos siempre. De unos años a esta parte, el buen hacer de Gray y su inmenso carisma, siempre acaban fagocitando a cualquier productor con el que trabaje. Nunca llegamos a reconocer la mano del productor en GOLD IN A BRASS AGE. Todo es Gray en estado puro. Aunque echemos de menos esas baladas de nuestras vidas que dejaron de aparecer desde Foundling (2010) y que estaban muy presentes en White Ladder (1998), A New Day At Midnight (2002), Life In Slow Motion (2006) e incluso en Draw The Line (2008).
Como buen Outsider, la crítica no ha mostrado demasiado interés en GOLD IN A BRASS AGE. Solamente cuatro medios importantes le han hecho reseña: AllMusic, Q Magazine y Mojo (80) y American Songwriter (70) lo que quiere decir una media de 82 sobre 100, de momento.
Para EXQUISITECES cualquier disco de DAVID GRAY es un "must", y recomendaríamos sus discos sin escucharlos porque sabemos que siempre vamos a encontrar algo bueno, muy bueno o incluso alguna obra maestra. GOLD IN A BRASS AGE no es ninguna obra maestra, pero ya quisieran muchos otros compositores tener la capacidad para hacer un disco como este después de más de dos décadas en la música. Gray no da un paso atrás ni para coger impulso. Y eso siempre es de agradecer. Para nosotros es un 90 sobre 100. Porque algunas de las obras de su discografía que hemos citado son mejores y nos gustan más que este último trabajo. Pero si la valoración fuera comparativa con el resto de discos de otros artistas que tenemos que escuchar diariamente, nuestra puntuación sería de 100 sobre 100. Gray siempre compite consigo mismo.
VALORACIÓN EXQUISITECES: 90
MEDIA DE LA CRÍTICA: 82
2 comentarios:
No sé si la vida mejora con un disco de David Gray, pero mi tarde de ayer sí lo hizo, tanto que cayeron dos escuchas casi seguidas.
Es verdad que al principio del álbum me cuesta cogerle el punto, llegué al momento de pararme y decir... ¿me apetece de verdad seguir con éste? Cuando completas el álbum, claramente ha merecido la pena, sin duda.
@ Comentarista Local
Hace poco lo comenté en Facebook con un amiguete bloguero. Este disco de David Gray te descoloca un poco al principio. Primero porque han pasado años y has tomado distancia del resto de sus discos y te da la sensación de que tiene muy poco o nada que ver con cosas que ha hecho antes. Luego tras la segunda escucha recuperas la memoria y ves que sigue siendo David Gray que si que hay algunos lugares comunes con sus otros discos y esa distancia de la que hablaba se acorta considerablemente.
Le di un 90 cuando lo escuché por primera vez. Ahora le daría un 100.
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