EL REGRESO DE TRAVIS.

Que buenos momentos nos dieron TRAVIS en el pasado. Nosotros siempre reivindicaremos The Man Who (1999) esa pequeña obra maestra que en su día no fue valorada lo suficiente por culpa de ese eclipse mediático llamado Oasis que se interponía entre todas las bandas de brit-pop de la época. Cómo si Oasis hubiera inventado el género...

Luego llegó The Invisible Band (2001) que sumaría el gran hit de Sing a otros anteriores como Writing To Reach You, Driftwood, Why Does It Always Rain On Me o Turn. Canciones que forman parte de la vida de toda una generación.

Después, vinieron dos discos más: 12 Memories (2003) en el que no encontrábamos todo aquello que nos gustaba de sus tres discos anteriores, por mucho que lo buscáramos -y aún así, tenía cierto encanto- y The Boy With No Name (2007) un álbum bastante mejor de lo que se dijo en su momento y que recuperaba los mejores Travis de finales de los 90. 

En el 2008 editaron Ode To J. Smith que pasó completamente desapercibido. Incluso Fran Haley, solista y alma máter de la banda, comenzó a hacer sus pinitos en solitario en el 2010. Y a partir de ahí si no se puede decir que estaban descendiendo, daba la sensación de que TRAVIS se iba a convertir en otra  banda más dispuesta a aburrirnos con discos alimenticios y rutinarios. A pesar de que había un excelente material en Where You Stand (2013). Lo último que supimos de ellos y que tampoco tuvo la trascendencia que cabía esperar.

Hoy hablamos de EVERYTHING AT ONCE el octavo álbum de estudio de esta banda. Un álbum repleto de buenas canciones que intenta volver a colocarlos en el ojo del huracan. Porque estamos hablando de una de las bandas más injustamente infravaloradas de la historia del pop británico. Menos mal que el tiempo pone a cada uno en su lugar y mirando hacia atrás, hoy podemos decir que son mil veces mejor de lo que dijeron en su momento. Los críticos siempre tienen sus preferencias, sus bandas mimadas. Este nunca fue el caso de Travis, en cierto sentido porque históricamente irrumpieron en plena época dorada del brit-pop y había otras bandas que acaparaban más a los medios. Pero las buenas críticas que obtuvieron siempre fueron muy ajustadas y sin demasiado entusiasmo por parte de los críticos. El entusiasmo se lo guardaban para escribir chorradas sobre Blur y Oasis que no solo vendían más discos. También vendían muchísimas más portadas y representaban la otra cara de la moneda. 

Si os gusta Travis, no podemos dejar de recomendar este disco. Porque como podéis ver en los vídeos, están en plena forma a pesar de que parezca que han pasado 100 años por Haley. Pero para los que se acerquen a ellos por primera vez, nos gustaría recomendarles que comenzaran por lo que nosotros entendemos que es el principio: The Man Who (1999) y a partir de ahí, que disfruten de la buena música de estos chicos escoceses en el orden que les apetezca.